David Bohm, entrevistado por
Louwrien Wijers[1]
Transcripción libre de Pasajero
en tránsito.
Parte 1 de 3
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Doctor Bohm, ¿Dónde situaría usted la física a
medida que nos acercamos al siglo XXI?
A principios
del siglo XX hubo dos grandes revoluciones, la teoría de la relatividad y la
teoría cuántica, que produjeron grandes cambios en nuestros conceptos sobre la
materia. Desde entonces la física se ha desarrollado principalmente con base en
estas dos teorías. Pero en la actualidad están surgiendo ciertos límites. Uno
de ellos es con las distancias cortas, que es donde parece que todas las
teorías actuales pueden llegar a fallar, incluyendo la de la relatividad, la
cuántica y la de la gravitación.
El otro límite
se halla en la cosmología, donde las personas siguen estas teorías para hallar
el supuesto origen del universo, el denominado Big Bang. Ahí, de nuevo podemos
esperar que las teorías actuales colapsen. A este respecto creo que en los
últimos tiempos la física está descubriendo muchos nuevos tipos de partículas y
está haciendo muchos descubrimientos cosmológicos que avanzan en esta
dirección. Todavía se encuentran en un gran estado de fluctuación, sin embargo
aún no hemos comprendido las anteriores revoluciones. Si ahora pasamos de una
posición que no entendemos a otra, sólo nos confundiremos más.
-¿Cómo evolucionó usted después
de trabajar con Niels Bohr y Albert Einstein?
En realidad no
llegué a trabajar con Bhor, aunque sí mantuvimos conversaciones con él. Con
Einstein hablé en diversas ocasiones, y después nuestra relación fue por
correspondencia.
Al principio sólo estudié la mecánica cuántica
y la relatividad y con eso empecé a aceptar más o menos las ideas de Niels
Bohr. Posteriormente escribí un libro que llevaba por título Quantum theory, en el que estaba totalmente a favor de sus
ideas tal como yo las entendía. Al final de ese período, alrededor del año
1950, estaba algo insatisfecho cuando terminé el libro. Envié copias del mismo
a varios físicos, incluyendo a Pauli, Bohr y Einstein. A Pauli le gustó mi
libro, a Einstein también, pero cuando lo comenté con él me dijo que todavía no
estaba satisfecho. Ambos sentimos que la
pregunta clave era: ¿Cuál es la naturaleza de la realidad? Pero como ve la
visión de Bohr se basa en la epistemología, es decir que lo único que podemos
hablar es de nuestro conocimiento de la realidad. Yo no me sentía satisfecho
con eso.
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¿Se consideraba usted una especie de
revolucionario en aquella época?
Realmente no.
Al principio seguí la visión de Bohr. Pensaba que progresaríamos con esa visión
sobre todo en cuanto en lo que respecta a las distancias muy cortas, que es
donde estaban los problemas graves. Sin embargo, posteriormente también estaba
descontento con la interpretación general de la teoría, porque no ofrecía un
concepto claro de la realidad. Sólo hablaba de lo que se podía observar y
medir. Si dices: Bien, “de eso se trata”, entonces todavía te plantearías la
pregunta: “¿Qué podemos decir sobre la naturaleza de la realidad?
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¿Qué era
la realidad para usted?
La realidad
significaba algo que debía tener una existencia independiente de que ésta fuera
conocida. Puede que la pudiéramos llegar a conocer, pero para existir no
necesitaría que nosotros la conociéramos. Es difícil ver cómo se podía mantener
eso según la visión de Bohr. Propuse otro modelo que tenía algunas
implicaciones interesantes, pero que no fue bien recibido. Básicamente los
físicos mas importantes del momento no lo aceptaban. Después llegué al orden
implicado, que tenía una finalidad similar.
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¿Creía usted que había poderes destructores en
las visiones mecanicistas predominantes en la ciencia?
No estaba
satisfecho con el mecanicismo. Pensaba que el mecanismo y el reduccionismo eran
destructivos. Que conducirías a que el pensamiento humano se redujera a
enfocarse en menudencias que lo convertirían en algo muy rígido. Estoy seguro
que tratar de contener la vida, la mente, la sociedad y todo dentro de este
mecanicismo habría tenido un efecto nefasto. No creo que Bohr fuera un
mecanicista, pero yo sentía que si no teníamos una visión de la realidad, no
quedaba nada claro de lo que estábamos hablando. También sentía que la visión
de Bohr podía conducir a cierto dogmatismo, donde todas estas cuestiones
sencillamente no se tenían en cuenta por no ser consideradas importantes.
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¿Cree usted que el científico, al igual que el
artista, necesita el tipo de inspiración que ofrece una musa?
Sí, creo que
en realidad la mayoría de los científicos estaría de acuerdo con eso. Al menos
los que yo conozco. Cuando yo era joven esto era una creencia generalizada.
Creo que el espíritu científico y el artístico tienen algo en común. El
científico no sólo quiere aprender sobre los hechos, sino también comprender
cómo se relacionan, cómo se acoplan y forman una totalidad. Incluso usa
criterios como la belleza y la simetría para decidir qué teoría prefiere.
El científico
no puede atrapar todo el cosmos en su pensamiento. En su mente crea una especie
de microcosmos que vemos como análogo al cosmos. De este modo intentamos
hacernos una idea de lo que es la totalidad. El artista, supongo que lo
consigue de alguna otra manera.
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¿Es cierto que el espíritu científico se acerca
a una especie de conciencia religiosa?
Sí, me
gustaría decir que hace mucho tiempo leí un antiguo dicho que afirmaba que
existen tres actitudes básicas del espíritu: la científica, la artística y la religiosa.
Tienen algunas cosas en común y algunas
diferencias. Creo que esto es esencial.
Uno de los
puntos más esenciales del espíritu científico es reconocer el hecho o la
interpretación del hecho, tanto si te gusta como si no. Esto implica no hacerse
ilusiones y no rechazar algo sólo porque no te gusta. No es una actitud común
en la vida, y los científicos han tenido que luchar mucho para establecer este
espíritu. Evidentemente, también es una actitud necesaria para el artista, pues
sencillamente no puede representar las cosas como a él le plazca o del modo que
a él le gustaría que fueran. El espíritu religioso requiere lo mismo, de lo
contrario se perderá en la autodecepción, como sucede muchas veces.
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¿Podemos volver a su propia teoría, que usted
describe como orden implicado? ¿Dónde encaja?
En aquellos tiempos
yo ya pensaba que una ha de comprender la realidad del proceso y que la
mecánica cuántica no daba ninguna imagen ni concepto de lo que estaba
sucediendo. Tan sólo hablaba de los resultados de las medidas y de las
observaciones. Gracias a dichos resultados puedes calcular la probabilidad de
otra observación, aunque no tengas ni idea de cómo están conectadas, salvo
estadísticamente.
Ahora lo que
intento es descubrir cuál podría ser el proceso implicado en las matemáticas de
la teoría cuántica, y es proceso es lo que yo denomino repliegue. Las propias
matemáticas sugieren un movimiento en el que todas las cosas, cualquier
elemento del espacio en particular, pueden tener un campo que se despliega en
la totalidad, y ésta a su vez se repliega en él. Un ejemplo de esto sería el
holograma. En una fotografía normal hecha por un lente tenemos una
correspondencia punto por punto. Cada punto en el objeto corresponde a un punto
en la imagen, más o menos. Ahora bien, en un holograma el objetivo entero está
contenido en cada región del holograma, replegando en un patrón de onda que se
puede desplegar al proyectar luz sobre el mismo.
Mi sugerencia
es que si observamos las matemáticas de la teoría cuántica, esta describe un
movimiento de esta misma naturaleza, un movimiento de ondas que se despliegan y
repliegan a través de todo el espacio. Por consiguiente, podríamos decir que
todo está replegado en este conjunto, o incluso en cada parte, y que luego se
despliega. Esto es a lo que yo denomino orden implicado, al orden replegado, que
luego se despliega en un orden explicado, en el que toda está separado.
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Fractal. Incorporación propia. |
De modo que a
mi entender este movimiento es el movimiento básico sugerido por la teórica
cuántica. La mejor analogía para ilustrar el orden implicado es el holograma,
tal como he dicho. Lo comparo con una fotografía. Cada parte del holograma
contiene algo de información replegada sobre el objeto.
Quizás nos
demos cuenta de que no necesitamos este holograma porque cada parte del espacio
contiene ondas de todo, que repliegan toda la habitación, todo el universo, la
totalidad de la cosas. En el orden implicado todo está internamente
relacionado, todo lo contiene todo, y sólo en el orden explicado las cosas
están separadas y son relativamente independientes.
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De modo que usted fue mucho más allá de la
teoría actual.
Esto no cambió
las matemáticas de la teoría. Era una interpretación para ver lo que
significaba. ¿Me comprende? Todo el mundo tiene muchas experiencias de este
orden implicado, la más evidente es la de la consciencia ordinaria, en la que
la consciencia repliega todo lo que ve o sabe. No repliega todo el universo,
sino que nos hace actuar según ese contenido. Por consiguiente, estamos
internamente relacionados con el todo en el sentido que actuamos según la
consciencia del todo.
El orden replegado
es una vasta gama de potencialidades que se puede desplegar. La forma en que
esto suceda dependerá de muchos factores. De nuestra forma de pensar y de otras
cosas. El orden implicado supone la participación mutua de todo con todo. Ninguna
está completa en sí misma y su existencia al completo sólo se puede realizar
mediante esa participación. El orden implicado proporciona una imagen de cómo
esta participación puede tener lugar de diferentes formas en la física.
En la
participación sacamos nuestros potenciales que son incompletos en sí mismos,
pero es sólo en la totalidad cuando la cosa está completa. Esto aclara que no
estamos actuando de manera mecánica, en el sentido de que seríamos empujados y
arrastrados por los objetos que nos rodean, sino que actuamos según la consciencia
que tenemos de ellos, de modo que si no somos conscientes en los mismos no
podemos actuar inteligentemente respecto a ellos. Por lo tanto, la consciencia
es nuestra experiencia más inmediata de este orden implicado.
Normalmente buscamos
una imagen literal del mundo, pero de hecho creamos un mundo según nuestra participación
y nos creamos a nosotros mismos de acuerdo a la misma. Si pensamos tal como lo
hacemos ahora, crearemos el tipo de mundo que ya hemos creado. Si pensamos de
otro modo, puede que creemos un mundo diferente y también gente diferente. Sólo
pueden cambiar los dos a la vez.
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