Transcripción libre de Pasajero en tránsito
El don (fuse) practicado con un fin
puede proporcionar la
dicha
de renacer en el cielo
pero es como disparar
una flecha hacia el cielo
(juso no fuse)
Fuse es difícil de traducir; el diccionario lo
explica aproximadamente como "caridad". Juso puede traducirse por "postura parada", inmóvil;
por ejemplo, en zazen la conciencia que se detiene o se fija en algo.
Juso es lo contrario de muso, la no postura, la libertad, los pensamientos pasan…, pasan.
Juso no fuse es como una flecha lanzada hacia el cielo con la intención de alcanzarlo, pero la flecha vuelve a caer violentamente al suelo.
Siempre hablo de mushotoku, sin meta, y de hishiryo, sin pensamiento, los secretos del Zen.
¿Por qué
seguimos los preceptos?, ¿por qué practicamos una u otra religión? Generalmente
porque queremos ir al cielo y evitar el infierno. Pero ¿qué significa el cielo,
el infierno? Son falsas categorías inventadas por los seres humanos.
El zazen es
sin meta, sin provecho. La nariz es la nariz; los ojos, los ojos.
En este
poema se trata de fuse. El don, la
caridad, pero se sobreentiende también sila
(los preceptos), la perseverancia, el esfuerzo, la contemplación y la sabiduría.
El Bodhisattva debe practicar estas seis virtudes, pero si lo hace con un
objetivo, es como lanzar una flecha al cielo, Los seres humanos a menudo se
muestran así, no pueden practicar algo que no rentabilicen.
Estancarse
en esta actitud de obtener un resultado (como ir al cielo) o intentar alcanzar
el cielo con una flecha reflejan egoísmo, juso
no fuse, lo contrario de mushotoku.
Actitud imperfecta, moral egoísta que está en la base de muchas religiones: "doy
esto, pero, a cambio, espero ir al cielo…".
Hay que ir
más allá. No practicar para uno mismo, ése es el principio de la verdadera religión.
De la sabiduría más elevada. Miro la flor, la flor me mira. La montaña me mira,
yo miro la montaña: es un koan. El
objetivo se convierte en sujeto y el sujeto en objeto. Pero la flor que me mira
no dice: "eres bello" ni no tienes buena postura, mientras que
yo con mi ego puedo decir a la flor que es bella o fea.
La montaña
me mira pero no dice nada. De manera que no hay que practicar zazen para uno
mismo ni para el ego ni para obtener algo.
En los
sutras hay muchas historias sobre el don y el abandono de uno mismo: como la
historia del príncipe que entrega su cuerpo al tigre hambriento.
Buscar méritos o no buscar provecho, ¿cómo superar esta contradicción? A través de zazen podemos encontrar salida a este problema.
El Canto
del Inmediato Satori. Yoka Daishi. Comentado
por Taisen Deshimaru Roshi. Págs. 85-86. Kairós, 1992.
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