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T.S. Elliot, 1890.

"¿Dónde quedó el conocimiento que hemos perdido en la información y dónde quedó la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?"
(T.S. Elliot, The Rock, Canto I, 1890)

sábado, 10 de abril de 2010

El tiempo está descoyuntado.

A propósito de las elecciones en la UMSA, 2010.

El tiempo está descoyuntado*
Transcripción libre de Pasajero en Tránsito del apéndice de la obra “Espíritu y Naturaleza” de G. Bateson.

En la reunión de la Comisión de Política Educativa, celebrada el 20 de julio de 1978 señalé que los actuales procesos son, desde mi punto de vista, una estafa. Las presentes notas tienen como propósito explicar esta opinión.
Se trata de una cuestión de obsolescencia. Si bien gran parte de lo que se enseña en las universidades es nuevo y está a la orden del día, los presupuestos y premisas sobre los cuales se basa toda nuestra enseñanza, son antiguos, y en mi opinión, obsoletos. Me refiero a nociones como las siguientes:

a. El dualismo cartesiano que separa el “espíritu” de la “materia”.
b. El extraño fisicalismo de las metáforas que empleamos para describir y explicar los fenómenos espirituales “potencia”, “tensión”, “energía”, “fuerzas sociales”, etc.
c. Nuestro supuesto antiestético  –fruto del acento que Bacon, Locke y Newton pusieron mucho tiempo atrás en las ciencias físico-naturales– de que todos los fenómenos (incluidos los espirituales) pueden y deben ser estudiados y evaluados en términos cuantitativos.

La concepción del mundo –la epistemología latente y en parte inconsciente- que estas ideas, en su conjunto generan, está perimida en tres aspectos diferentes:

  1. Desde el punto de vista pragmático, resulta claro que estas premisas y sus corolarios, llevan a la codicia, a un crecimiento monstruosamente exagerado, a la guerra, a la tiranía, y a la contaminación ambiental. En este sentido se demuestra que nuestras premisas son falsas, aunque los estudiantes sólo se percatan a medias de ello.
  2. Desde el punto de vista intelectual esas premisas son obsoletas por cuanto la teoría de los sistemas, la cibernética, la medicina holística, la ecología y la psicología de la guestalt, brindan modos demostrablemente mejores de comprender el mundo de la biología y del comportamiento.
  3. Desde el punto de vista religioso, las premisas mencionadas han dejado de servir de base y se han vuelto a todas luces intolerables, y por ende obsoletas, hace mas o menos cien años. En el periodo que siguió a la teoría darwiniana de la evolución, esto fue enunciado de manera bastante transparente por pensadores como Samuel Butre y el príncipe Kropotkin, pero ya en el siglo XVIII, Willian Blake había vislumbrado que la filosofía de Locke y la de Newton sólo podían general “obscuros molinos satánicos”.

Necesariamente, todo aspecto de nuestra civilización es escindido en dos, con una separación neta. En el campo de la economía tenemos ante nosotros dos cuadros caricaturescos de la vida: el capitalista y el comunista y, se nos dice que debemos tomar partido…En cuestiones del pensamiento, estamos desgarrados entre las actitudes extremas de la frialdad afectiva y la fuerte corriente de fanatismo antiintelectual.
Las garantías constitucionales de “libertad religiosa” parecen promover exageraciones en materia de religión: un extraño protestantismo enteramente secularizado, un amplio espectro de cultos mágicos y una completa ignorancia religiosa […]
Así, en este mundo nuestro de 1978, tratamos de dirigir una universidad y de mantener criterios de “excelencia” frente a una desconfianza, vulgaridad, insania, explotación de recursos, victimización de las personas y acelerado comercialismo. Las aullantes voces de la codicia, la frustración, el temor y el odio.
Es comprensible que el Consejo Universitario, centre su atención en cuestiones que pueden manejarse en un nivel superficial, eludiendo las ciénagas de toda suerte de extremismos. Pero sigo pensando que a la postre, los hechos de esa profunda obsolescencia, demandarán su atención.
Como escuela de especialistas funcionamos bastante bien, al menos podemos enseñarles a las personas a que sean ingenieros, médicos, abogados. Podemos conferirles las herramientas que los llevarán al éxito en profesiones cuya filosofía operativa es, nuevamente, el mismo antiguo pragmatismo dualista. Y eso es mucho. Aunque talvez no sea el principal deber y función de una gran universidad…
Pero no se piense que el claustro de docentes, los rectores y los consejeros universitarios son los únicos obsoletos, en tanto que los estudiantes son sabios, nobles y actualizados. Ellos están tan obsoletos como nosotros. Todos navegamos en el mismo barco cuyo nombre es “Sólo 1978, el tiempo descoyuntado. En 1979 sabremos algo mas a fuerza de rigor y de imaginación, los dos grandes opuestos del proceso espiritual, cada unos de los cuales, por sí solos, es letal. El sólo rigor es parálisis mental, pero la sola imaginación es la insania.
[…]
Contemplando desde otro ángulo la barahúnda, creo que en la década del sesenta, los estudiantes estaban en lo cierto: había una seria equivocación en su educación y en realidad en casi toda la cultura. Pero a mi entender erraron el diagnóstico, el problema no se hallaba donde ellos decían. Lucharon por la “representatividad” y el “poder”; en líneas generales ganaron la batalla y ahora tenemos representantes estudiantiles en el Consejo Universitario y en otros sitios. Pero cada vez resulta mas claro que el triunfo obtenido en estas luchas por el “poder” no ha introducido cambio alguno en el proceso educativo. La obsolescencia a la que me referí está intacta, y sin duda en algunos años veremos disputar las mismas batallas en torno a los mismos falsos problemas, empezando otra vez desde cero.
Hay realmente una profunda equivocación… y no estoy convencido de que ella sea una tribulación necesaria, respecto de la cual nada se pueda hacer. 
El reconocimiento de que algo es necesariamente como es, origina una especie de libertad; una vez que se reconoce eso, se aprende cómo se debe actuar. Se aprende a andar en bicicleta una vez que nuestros reflejos parcialmente inconscientes reconocen las leyes que rigen su equilibrio móvil.
Debo ahora solicitar de ustedes un tipo de pensamiento más técnico y más teórico del que habitualmente se demanda de los Consejeros en general, relativo a su propia percepción del papel que cumplen en la historia. No veo motivos para que los regentes (consejeros) de una gran universidad compartan las preferencias de antiintelectuales de la prensa o de los medios de comunicación. En verdad, enroscarles esas preferencias sería insultarlos.
Les propongo, pues, analizar el asimétrico proceso llamado “obsolescencia” que con mayor precisión debería llamarse “proceso unilateral”. Es evidente que para que haya obsolescencia debe existir, en otras partes del sistema, otros cambios comparados con los cuales la obsolescencia se queda, de algún modo, a la zaga. ¡No existe obsolescencia en un sistema estático!
[…]
Ahora ya estamos en condiciones de echarle una mirada a la obsolescencia a los procesos espirituales y culturales.
Quien quiera comprender el proceso espiritual debe contemplar la evolución biológica y viceversa: quien quiera comprender la evolución biológica, debe comprender el proceso espiritual.
Antes llamaré la atención sobre la circunstancia de que en biología la selección interna debe siempre poner el acento en la compatibilidad con el pasado inmediato, y que a lo largo de un amplio periodo evolutivo, es la selección natural la que determina esas “homologías” que deleitaban a una generación anterior de biólogos. Lo conservador es la selección interna, y este conservadurismo se evidencia más palmariamente en la embriología y en la preservación de la forma abstracta.
El conocido proceso espiritual mediante el cual una “tautología”1 crece y se diferencia en múltiples teoremas se asemeja al proceso de la embriología.
En una palabra: el conservadurismo arraiga en la coherencia y la compatibilidad, y estas van de la mano con lo que antes llamé rigor en el proceso espiritual. Aquí debemos buscar las raíces de las obsolescencias.
Y la paradoja o dilema que nos desconcierta y desanima cuando proyectamos corregir la obsolescencia o luchar contra ella es, simplemente, el temor de si nos desprendemos de lo obsoleto podemos perder la coherencia, la claridad, la compatibilidad y aun la cordura.
La obsolescencia tiene, empero, otro aspecto. Claramente si una parte de un sistema cultural se queda “a la zaga”, debe haber otra parte que evolucionó “demasiado rápido”. La obsolescencia está en el contraste entre los dos elementos. Si el rezago de una de las partes se debe a la mitad interna de la selección natural, es lógico conjeturar que las  raíces del “progreso” demasiado rápido (si se me permite decirlo así) se hallará en los procesos de selección externa.
Y, por cierto eso es precisamente lo que ocurre. “El tiempo está descoyuntado” porque estos dos elementos de componentes del avance del proceso evolutivo tienen el paso cambiado: la imaginación se ha adelantado demasiado al rigor, y el resultado, para personas de edad conservadoras como yo, se asemeja a la insania o quizá a la pesadilla, la hermana de la insania. El sueño es un proceso no corregido ni por el rigor interno ni por la “realidad” externa.
En ciertas esferas, esto que digo ya es consabido. Casos notorios son que las leyes van a la zaga de la tecnología, y que la obsolescencia que acompaña a la vejez es una obsolescencia de maneras de pensar, que les hace difícil a los viejos marchar al paso de las costumbres de los jóvenes. Y así sucesivamente.
Pero yo he dicho algo más de lo que podrían transmitir estos ejemplos particulares. Ellos parecen ilustrar un principio muy profundo y general, cuya gran amplitud queda demostrada por el hecho de ser aplicable al proceso evolutivo como al proceso espiritual.
Estamos tratando con una especie de relación abstracta que reaparece como elemento componente necesario en muchos procesos de cambio, y que tiene muchos nombres, algunos de ellos bien conocidos: pauta/cantidad, forma/función, letra/espíritu, rigor/imaginación, homología/analogía, calibración/retroalimentación, etc. Ciertos  individuos pueden inclinarse por uno u otro de los componentes de este dualismo, y entonces los llamamos “conservadores”, “liberales”, “extremistas”, etc. Pero por detrás de estos epítetos yace una verdad epistemológica que insistirá en que los polos de contraste que dividen a las personas son, en realidad, necesidades dialécticas objetivas  del mundo viviente. No es posible que haya un “día” sin “noche”. Ni una “forma” sin la “función.”
El problema que se plantea en la práctica es el de la combinación de estos polos de contraste; de una vez reconocida su relación dialéctica, ¿cómo proceder? Jugar una sola partida entre adversarios sería sencillo, pero para ser un estadista se requiere algo más, e indudablemente más difícil.
Me atrevo a sugerir que si los consejeros regentes tienen una misión que se aparta de lo trivial, ella es la de actuar como estadistas, precisamente en este sentido: la misión de elevarse por encima de las banderas y de no alinearse a ninguno de los componentes o modas particulares de la política universitaria.
Veamos de qué manera se hace frente a los contrastes entre la forma y la función, etc. Recordando que siempre se trata de sincronización en el tiempo: ¿Cómo poder acelerarse sin correr peligro el cambio en la forma a fin de evitar la obsolescencia? ¿Y cómo pueden sintetizarse y codificarse, a un ritmo no demasiado rápido, las descripciones del cambio en el funcionamiento dentro del curpus de la forma?
[…]
No ha de evitarse la obsolescencia con el simple expediente de acelerar el cambio estructural. Ni tampoco con el simple expediente de desacelerar los cambios funcionales. Resulta claro que lo adecuado no es ni un conservadurismo total  ni un total afán de cambio. Una combinación de estos dos hábitos espirituales sería mejor, quizá cada uno de ellos por sí solo, pero es notorio que los sistemas compuestos por partes antagónicas están sujetos a un determinismo irrelevante. Es probable que el “poderío” relativo de los antagonistas gobierne por decisión, con independencia del poderío relativo de sus argumentanciones.
No es tanto el “poder” lo que corrompe, como el mito del “poder”. Ya apuntamos que debe desconfiarse del “poder”, como de la “energía”, la “tensión” y todas las restantes metáforas cuasi-físicas; y la del “poder” es una de las más peligrosas. ¡Quien ambiciona una abstracción mítica tiene que ser forzosamente insaciable! En nuestra calidad de maestros no podemos promover ese mito.
Para un antagonista, es difícil ver más allá de la dicotomía entre ganar y perder en el combate con su adversario. Como un jugador de ajedrez siempre está tentado de hacer una jugada que despiste al otro y lo lleve a una rápida victoria. La disciplina que consiste en buscar permanentemente la mejor jugada sobre el tablero es ardua de alcanzar y mantener. El jugador debe poner siempre su mirada en un panorama más lejano, en una guestalt mayor.
Volvemos así al lugar donde partimos… viéndolo con una perspectiva más amplia. El lugar es una universidad, y nosotros, su Consejo de Regentes. La perspectiva más amplia es sobre las perspectivas, y la cuestión planteada la siguiente: ¿Auspicia este Consejo todo aquello que promovería en los estudiantes, en los profesores y en torno de la mesa de sesiones esas perspectivas más amplias que restituirían en nuestro sistema una adecuada sincronía o armonía entre el rigor y la imaginación?
En nuestro carácter de maestros, ¿somos sabios?

* Memorando que entregó G. Bateson al consejo universitario (regentes) de la Universidad de California en agosto de 1978.
1. “Tautología” es el termino técnico para los agregados o redes de proposiciones como la geometría euclidiana, la geometría de Riemann o la Aritmética. El agregado surge de una constelación establecida de axiomas o definiciones arbitrarias, y tal vez no se añada ninguna información “nueva” a esa constelación luego de la postulación de los axiomas. La “prueba” de un teorema cosiste en demostrar que en realidad, ese teorema estaba entero latente en los axiomas y definiciones.
Fuente: Mind and Nature. A Necessary Unity, 1979. Ed. en español: Espíritu y Naturaleza. Bateson, Gregory. Amorrortu editores. Argentina, 2002.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hmmmmmmmm ya de por si, la vida es complicada, muchos personajes, desde socrates,platon, etc etc. han planteado la cuestion de si somos o no ,si tenemos alma o no, pufff relei este comentario tuyo,tan puntilloso, y de verdad,me parecio un volver hacia atras, en el tiempo,dejalo tranquilo a descartes y su escuela,y pisa la filosofia diaria, y no tan...saludos
lidia-la escriba

comenta alguna vez algun trabajo en mi blog,ya que sos seguidor...

Pasajero en tránsito dijo...

cuando reparo en los perniciosos efectos del cartesianismo en nuestra vidas, no puedo menos que "sacarlo", lamento que te parezca un paso atrás... justamente el cartesianismo nos hace presa de esa visión lineal y de ese dualismo fatal de que las cosas cosas si no van para "atrás" van para "adelante" me entiendes?

pd. Ahora busco tu blogg, del cual NO me llegan actualizaciones y no me entero cuándo subes cosas ;(
y gracias que sin seguirme públicamente, siempre estás atenta ;)

Anónimo dijo...

gracias pasajero mi blog no publica jamas las actualizaciones, yo tampoco recibo las tuyas,anda pesimo,se quedo en el tiempo ,parado, no hay arreglo posible,sino pasar a otro blog,que no se hacer por cierto...no me explique bien con lo del cartesianismo,son el sustento de cierta filosofia, al igual que Platon y su republica...
gracias x el comentario dejado,
y por favor no anules la suscripcion es la unica forma de saber cuando publicas,ya que los post de otro tampoco me llegan...
un abrazo
lidia.la escriba

Patri S. dijo...

Pasajero, disculpa lo tarde que paso por aquí. Siempre son bienrecibidos tus comentarios y con respecto a "ver más allá", a inclinarme por lo espiritual, pues gracias. Ayer lo he hecho, ando en un alto que no quiero dejar de sentir y al finalizar la semana me sentí un poco decaída. Mi religión, es la católica, no por ello me cierro a otras y lo menos que soy es fanática pero si creyente y ayer fui a misa, no a pedir, tengo muchísimas cosas bellas en la vida por las cuales fui a dar gracias y a recibir un momento de paz, de tranquilidad y lo único que pedí fue fuerza y sabiduría, para enfrentar los fantasmas de mi cabeza y ganarles. Perdona si te aburro con tanta palabrería, sólo que sentí la necesidad de darte la gracias, porque como dijiste, más que en un psiquiatra, la solución está en mí y voy encontrando un equilibrio, ahí voy andando.

Un fortísimo abrazo, Patri S.